«Felicidad consiste en vivir de forma sana en el presente habiendo superado las heridas del pasado y viendo con ilusión el futuro.” – Marian Rojas Estapé
Según la doctora Rojas, los que viven enganchados en el pasado tienden a ser depresivos. La depresión podría venir de estados de alerta permanentes de mi pensamiento. Los que viven angustiados por el futuro tienden a la ansiedad. La depresión y ansiedad son dos grandes enfermedades de la humanidad y lo vemos en el incremento de consumo mundial de ibuprofeno (antiinflamatorio) y ansiolíticos (medicamentos para la ansiedad).
Si le preguntas a alguien que le preocupa, generalmente es sobre algo pasado o algo que podría pasar en el futuro. Por eso decimos que el presente es un regalo, porque nos ayuda a anclarnos en lo que puedo resolver y vivir en este momento de forma plena. Eso no quiere decir que no debamos planear el futuro o establecer metas. Lo que quiere decir es que debo ser muy consciente de las historias que me estoy contando y como le estoy hablando a mi cerebro.
Necesitamos entender que nuestra mente y cuerpo no distinguen de lo que es real o imaginario. De igual forma si estoy frente a un león que me va a atacar o me lo imagino, el cerebro segrega la misma sustancia, el cortisol, que nos permite enfocarnos y huir del peligro.
¿Qué es la intoxicación por cortisol?
Sin embargo, la sociedad actual muestra un alto grado de intoxicación por cortisol, por los estados prolongados de alerta (stress) y eso hace que se nos caiga el pelo, nos tiemble el ojo, tengamos insomnio , sentimos presión en el pecho, tenemos síndrome de colon irritable, reflujo, vértigos , ruidos en el oído, etc. El cortisol es antiinflamatorio, sin embargo, en exceso inflama y suprime el sistema inmune.
Si uno está en modo supervivencia permanente, estamos intoxicados de cortisol y debemos entender que un momento de supervivencia no puede ser por dos años porque significa que las circunstancias del entorno se han adueñado de nuestra vida y no tenemos control sobre ellas. Debemos examinar nuestro sistema de creencias, y ajustar. Recordemos: Yo soy el creador de mi destino.
Seamos conscientes del momento presente y elijamos cuidadosamente las historias que le estamos contando a nuestro cerebro.
Si tenemos situaciones pasadas que podríamos haber abordado de mejor manera, veámoslo como lección aprendida, resignifiquemos ese momento y elijamos ver el futuro con ilusión.
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